Cuento tradicional de Mauritania, Ghana del Norte
Todos en África saben por qué los perros persiguen a los carros.
Hace algún tiempo, cuando los autos llegaron por primera vez a los caminos, un burro, una cabra y un perro tomaron un taxi. Estaban muy, muy lejos del pueblito donde vivían.
Cuando llegaron al primer pueblo, el burro le tocó al chofer en el hombro. “Aquí me bajo yo” dijo. “¿Cuánto le debo?” “Son tres mil francos”, respondió el taxista. El burro pagó, y en el carro permanecieron la cabra y el perro.
La cabra no permaneció mucho tiempo más. Brincó del taxi, y se perdió en la maleza.
Por fin, el perro llegó a su destino. “¿Cuánto es?”, preguntó. “Son tres mil francos”, contestó el taxista. El perro sacó un billete de cinco mil francos. El chofer lo tomó y arrancó su carro velozmente, riendo a carcajadas.
Es por esto que un burro, una cabra y un perro reaccionan de manera tan diferente cuando ven un carro acercarse por el camino. El burro permanece justo en donde se encuentra. Sabe que ya pagó, y que no ha hecho nada malo. Al momento de que un carro se acerca por un camino en donde se encuentra una cabra, ésta escapará a toda velocidad, pues sabe que no pagó la tarifa, y que el taxista la está buscando para cobrar su dinero. Los perros, en cambio, pasan los días enteros persiguiendo carros, buscando a aquel chofer que en esa ocasión los estafó.
Hace algún tiempo, cuando los autos llegaron por primera vez a los caminos, un burro, una cabra y un perro tomaron un taxi. Estaban muy, muy lejos del pueblito donde vivían.
Cuando llegaron al primer pueblo, el burro le tocó al chofer en el hombro. “Aquí me bajo yo” dijo. “¿Cuánto le debo?” “Son tres mil francos”, respondió el taxista. El burro pagó, y en el carro permanecieron la cabra y el perro.
La cabra no permaneció mucho tiempo más. Brincó del taxi, y se perdió en la maleza.
Por fin, el perro llegó a su destino. “¿Cuánto es?”, preguntó. “Son tres mil francos”, contestó el taxista. El perro sacó un billete de cinco mil francos. El chofer lo tomó y arrancó su carro velozmente, riendo a carcajadas.
Es por esto que un burro, una cabra y un perro reaccionan de manera tan diferente cuando ven un carro acercarse por el camino. El burro permanece justo en donde se encuentra. Sabe que ya pagó, y que no ha hecho nada malo. Al momento de que un carro se acerca por un camino en donde se encuentra una cabra, ésta escapará a toda velocidad, pues sabe que no pagó la tarifa, y que el taxista la está buscando para cobrar su dinero. Los perros, en cambio, pasan los días enteros persiguiendo carros, buscando a aquel chofer que en esa ocasión los estafó.
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